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Cabeza Renales


Cambiando el rumbo de nuestras anteriores rutas decidimos irnos hasta el famoso pueblo de El Espinar en la Provincia de Segovia. La temida zona Norte de la Sierra de Guadarrama donde los inviernos son duros y más largos.
Habíamos quedado a las 9:00 en la plaza del ayuntamiento, lugar fácil de encontrar. Al final como suele pasar los estómagos mandan sobre el individuo y nos dirigimos a tiro hecho a la churrería del pueblo. Los integrantes de la expedición fueron llegando lentamente.
La ruta se iniciaba desde un lugar apartado del pueblo así que decidimos ir solo en dos coches hasta el lugar donde nuestros pies iniciarían el camino. Aparcamos, nos colocamos el equipo...
Nos pusimos en marcha estaba muy claro que el comienzo de la ruta era cuesta arriba pero solo unos pocos kilómetros. Avanzamos unos metros alejándonos del ruido de la zona habitada y aprovechando unas impresionantes vistas realizamos la foto de inicio de ruta.
La senda por la que circulábamos era amplia y fácil de llevar. No era muy pronunciada y eso fomento la conversación entre los amantes de la palabra fácil y el saber escuchar.
Ante nosotros teníamos nuestra primera dificultad una puerta de hierro roja con candado. ¿por donde pasar? Unos optamos por entrar y salir por una finca adyacente y los más valientes por la pared que sujetaba la puerta. "El cartel impresionaba pero..."
Un grupo de senderistas un poco desestructurado nos adelanto. Dos de sus miembros nos habían superado minutos antes. Aquello parecía una carrera y nosotros comenzamos a hablar sobre el tema. Minutos después el guía cabreado reunifico el grupo, dio por perdido al veloz senderista inicial y como dios manda les canto a todos las cuarenta.
Su camino era diferente al nuestro y ellos ascendieron a las bravas cerro arriba y nosotros continuamos por la pista de tierra. Una parada giramos el cuerpo 180 º las vistas eran impresionantes.

El camino a seguir era de claro ascenso y ahora tocaba un poco de campo a través. La ascensión a Cabeza Renales se puso sería. El guía seguía la senda que le marcaba el Wikilock pero la vegetación complicaba un fácil ascenso. Varias paradas para recuperar el oxigeno y unos metros más.


Cabezas Renales estaba ante nosotros. El punto geodésico nos esperaba impacientemente. Fotos en solitario, fotos en grupo. Las vistas eran una pasada y podíamos distinguir varios puntos. Montón de Trigo, Pico del Águila... Hacía frío así que no aguantamos mucho y continuamos la marcha.
A partir de aquel instante todos teníamos claro que el camino era cuesta abajo. Bajar, llanear y bajar. El guia hizo caso omiso a la ruta establecida y nos envió a un descenso ordenado por una senda bien definida. Disfrutamos de las vistas, aquello parecía la Pedriza.

 
En unas rocas al abrigo del viento molesto y mirando atentos al cielo cubierto realizamos la parada para comer. Un respiro en el camino nos venía de lujo.
Con el estómago lleno, iniciamos la marcha descendente. Ante nosotros aparecio una preciosa y amplia senda que provenía de la zona de Cabeza Renales. Ese era el camino por donde nosotros deberíamos a ver bajado pero el guía por el lugar que nos bajo atajó.
Ahora caminábamos felices por aquella pista de tierra que parecía no tener final. Unas indicaciones en el camino y varios miembros de la expedición recordaron que meses a tras estuvimos en la zona.
Giramos a la izquierda y tras pasar una puerta metálica nos encontramos con el hito metálico de las Tres Provincias. En aquel instante todos recordamos las andanzas que realizamos en aquella zona por aquel mes de Septiembre del 2018.
Avanzamos por una senda paralela al Arroyo del Boquerón, los pinos y las impresionantes vistas del cauce del agua nos sorprendieron a todos. Avanzamos rápido, parecía que de un momento a otro nos caería una buena tromba de agua.
Llegamos a los coches, nos quitamos el equipo y sin pensarlo mucho regresamos a El Espinar para celebrar el final de ruta. Ahora si podíamos decir aquello de...

Camino del Ingeniero

  En siglo XIX los ingenieros de montes de la zona del Espinar construyeron una preciosa senda que discurre por la cara norte de la Sierra de Malagón, el Camino del Ingeniero. La cuota se mantiene de forma continua a lo largo de todo el trazado, contando con numerosos barrancos que convierten a esta ruta en muy técnica.

  La maña soleada nos anunciaba una agradable ruta por los parajes del Espinar. La idea de quedar en la plaza del Ayuntamiento sin duda fue lo mejor. El pueblo estaba en fiesta y los sitios donde poder desayunar eran escasos. Preguntamos y todos acabamos en la churrería del pueblo devorando aquellas contundentes porras.
  La ruta comenzaba en una senda que se encontraba a 3 KM del Espinar. Cogimos nuestros coches y nos dirigimos al aparcamiento desde el cual iniciaríamos nuestra caminata. La carretera hasta el lugar de inicio de ruta no estaba nada pero nada mal.
   Nos pusimos en marcha de inmediato el día parecía caluroso y teníamos que empezar a caminar cuanto antes. Eso si, la foto de inicio de ruta no se hizo esperar.

El camino estaba muy bien señalizado y lo primero que nos encontramos fue una fuente, no un chorro de agua si no eso una fuente como dios manda. Quiero comentar que esta se encontraba a 200 m de la salida y que por supuesto nos hicimos alguna que otra foto.
  Realizamos más de una parada para juntar el grupo y permanecer lo más unidos posibles en aquel punto apreciamos que seguiríamos subiendo pero las zetas del camino nos ayudarían en la subida.



 
 La Peña La Casa (cota 1493 m) nos esperaba al finalizar el zigzag del camino. Momento para retomar fuerzas y sacar alguna que otra foto.

Majada del Brazo (cota 1555 m), un lugar con preciosa vistas. Sin previo aviso nos encontrábamos en la senda del Ingeniero. Los pinos y la sombra escoltaba nuestros pasos y el sol seguía calentando lo suyo. Las bromas sobre pequeñas nubes se sucedieron.
Descendimos al arroyo, que estaba casi seco y nos topamos con unos ciclista, menudo infierno estaban pasando. Cuestas con piedras, ascensos subidos en las bicicletas casi imposibles.


Llegamos a mojos de las tres provincias. En ese justo momento de las fotos en aquel paraje la lluvias hizo su presencia. Ahora sí que sí la tormenta estaba sobre nosotros.




 Avanzamos hasta ponernos a salvo bajo un pino. Tal era la cantidad de agua que caía que decidimos parar unos minutos para ver si aquello finalizaba. Cuando sentimos que debajo de aquel árbol no hacíamos ya nada reanudamos la marcha pero hacia donde avanzar. Tras unos minutos de dudas tomamos la decisión de regresar por donde habíamos venido. Conocíamos el sendero.
Avanzamos rápidamente bajo el aguacero que por momentos parecía aumentar en cantidad. El bosque nos protegió y en unos minutos la calma llego y el cielo nos ofreció una tregua. Momento ideal para preparar el campamento para comer.
Iniciamos la marcha y sin previo aviso la tormenta volvió a ofrecernos un concierto de lluvia y granizo. Avanzamos velozmente bajo aquel aguacero. Aunque nosotros al mal tiempo, siempre ponemos buena cara.
Llegamos a los coches, guardamos el equipo, nos cambiamos la ropa mojada y nos fuimos al punto de quedada. El Espinar nos esperaba. Las fiestas estaban con las competiciones. Acabamos en la churrería celebrando el final de ruta.