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En la naturaleza siempre con seguridad.

 En estos tiempos en el que nuestras vidas han cambiado a causa del Coronavirus, hemos aprendido a convivir con ello. Las medidas de seguridad que practicamos día a día en nuestras vidas cotidianas también tenemos que realizarlas cuando salimos al campo.


 Desde la Red de Centros de educación ambiental de la Comunidad de Madrid se quiere hacer hincapié en algunas medidas j que pueden aumentar nuestra seguridad y, con ella, el disfrute de la naturaleza y el campo.


PLANIFICA LA RUTA:
  • Busca información del sendero que seguirás en internet, puedes encontrar folletos, tracks, mapas y mucha más información que te sirven para seguir la senda y no perderte.
  • Evita sendas con gran numero de visitantes. Hay una gran oferta de senderos para evitar aglomeraciones.
  • Realizar las marcha en grupos reducidos manteniendo la distancia de seguridad (1,5 metros) . En estos momentos en la CM es de seis personas máximo.
DISFRUTA DE FORMA SEGURA:
  • Distancia con otros senderistas. Si ves que un grupo inicia la marcha deja 15 minutos de separación antes de arrancar, siempre que puedas. 
  • Un recorrido circular es lo ideal para no cruzarte con otros grupos de senderistas.
  • No detenerse en sitios estrechos, para no crear aglomeraciones y por seguridad.
  • Como siempre llevar la batería del móvil cargada, darse crema solar, llevar agua ( no compartirla) y no intercambiar bastones, gorros, guantes...
  • Evitar el tocar objetos y cosas que encuentres en el campo, como señales, fuentes... Recordar que los portillos deben de quedar cerrados para que el ganado no se escape,
  • Llevar al pero siempre atado, para que no moleste a la fauna silvestre, al ganado y a otras personas.
  • Respetar la propiedad privada, campos agrarios, Hagamos compatible nuestro ocio y disfrute de la naturaleza con las actividades económicas del campo.
Y AL FINALIZAR:
  • Desinfecta lo mejor que puedas tu equipo con productos que no lo deterioren,
  • Desecha la mascarilla, tirarla en 
  •  o si no puedes esperar métela en una bolsa y tírala al contenedor de restos.

FUENTE: RED DE CENTROS DE EDUCACIÓN AMBIENTAL DE LA COMUNIDAD DE MADRID. MADRID EN VERDE.

Cercedilla una ruta con nieve.


Aquella mañana invernal nos acercamos hasta el pueblo de Cercedilla para disfrutar de otra jornada rutera por la montaña. Nuestro guia el que escribe estas lineas decidió realizar una de esas rutas tentadoras, alcanzar el Puerto de Navacerrada sabiendo que en el camino encontraría nieve. 
A las 9:00 de la mañana todos llegaron al punto de encuentro. El Mesón del Chivo lugar donde desayunamos y planeamos la ruta que seguiríamos.

Iniciamos el camino por las callejuelas de Cercedilla rumbo a una pista que nos llevaría hasta el embalse. No había perdida ninguna y las vistas que dejábamos atrás era una preciosidad. Llegamos al camino de tierra y fue el momento elegido para realizar la foto de inicio de ruta.



Caminamos por la senda casi cubierta por la vegetación del lugar, muchos eran los caminos que podíamos elegir. Un contratiempo apareció en nuestro camino, un precioso toro se topo con nosotros y tuvimos que ir un buen rato detrás de el despacio hasta que dejo la senda y se marcho. No podíamos saber como reaccionaria y no queríamos jurárnosla.

Llegamos a la carretera, un desvió y ante nosotros teníamos el embalse de Navalmedio. parada para tomar aire y contemplar los paisajes del lugar.
Continuamos nuestro camino por una preciosa senda que nos llevaría lentamente en ascenso a nuestro objetivo. Los paisajes entre pinos eran preciosos y el agua abundaba en el lugar.



Poco a poco la nieve aparecía en nuestro camino. llegamos a una preciosa pradera con una vistas increíbles de la montaña. Aquel lugar fue el elegido para realizar alguna que otra foto del entorno y iniciar una pequeña batalla de nieve.


Continuamos el camino y llegamos hasta un lugar que teníamos que elegir entre cruzar el río y seguir por la senda o caminar un poco y coger otra senda. Cruzar el río era muy difícil pues no había un puente o alguna piedra para apoyar pies y bastones.



La senda elegida estaba cubierta por muchísima nieve y durante muchos minutos perdimos el camino y solo nos guiábamos por unas pisadas que parecían ir en nuestra dirección. Paradas para ver el móvil y saber donde estábamos. Como siempre encontramos una amplia senda y continuamos con ella en dirección al Puerto de Navacerrada.

 El puerto cada vez estaba más cerca y teníamos que calcular el retorno a Cercedilla.  El cielo se cubría de nubes y la noche seguramente se adelantaría un poco. Parados en un cruce de caminos tomamos la decisión de no seguir hacía el Puerto de Navacerrada era el momento de regresar.
La senda de bajada estaba cubierta de nieve y era fácil de transitar. Unas piedras fueron el lugar donde paramos para tomar la comida. Todos contemplamos la belleza del lugar y disfrutamos del entorno y la compañía.

Iniciamos la marcha nuestro nuevo objetivo era visitar el pino de la cadena, pero aun tendríamos que caminar un amplio tramo por aquella pista cubierta por la nieve. Los paisajes eran preciosos, pinos cubiertos de nieve, montañas blancas...
Llegamos al Pino de la cadena y todos queríamos una foto con el. Una montañera que bajaba sola desde el puerto nos hizo una foto a todo el grupo. Hablando con ella nos comento que el ultimo tramo hasta el Puerto estaba helado y que ella tuvo que ponerse crampones. Nos sentimos aliviados nuestra decisión una vez más fue la correcta.
   
Llegamos a una pequeña pradera reconocimos una edificación. Cruzamos el río por un puente de madera en el cual nos recreamos con una sesión fotográfica.
La senda para llegar hasta Cercedilla era igual que la de subida, no había perdida alguna. Mirando al cielo nublado nos dimos cuenta del acierto de no a ver realizado la ruta hasta el Puerto de Navacerrada.
Celebramos en el pueblo de Cercedilla nuestro final de ruta. Había sido una jornada muy bonita llena de aventuras y anécdotas.

 Podíamos decir aquello de:

El color del otoño en el Hayedo de la Tejera negra

Cuando llega el otoño no hay nada más bonito que contemplar los coloridos paisajes que la naturaleza nos regala. También hay que decir que hay veces que los tonos ocres y rojizos de la arboleda se hacen rogar .
El Hayedo de la Tejera Negra fue el lugar elegido para disfrutar ese entorno en el que la naturaleza muestra su esplendor más otoñal. Ocres, rojizos, verdes de diferentes tonalidades, alguna rama que a perdido sus hojas, suelos cubiertos de hojas, el otoño.
Cogolludo fue el pueblo que se eligió como punto de encuentro para esta aventura otoñal. Un Pueblo conocido por palacio Ducal de Cogolludo o Palacio Ducal de Cogolludo.. Nuestros compañeros desayunaron en uno de los numerosos bares que hay en el entorno, en realidad en el único que estaba abierto aquella mañana.
Cogimos los vehículos para dirigirnos al comienzo de ruta, que estaba alejado de aquella hermosa población de Guadalajara. Una hora aproximada después llegamos a la entrada del Hayedo de la Tejera Negra. Tramites aparte, aparcamos y nos preparamos para iniciar la marcha.
Iniciada la ruta bajo una pequeña cortina de agua, las coloridas hojas de las hayas ya mostraban lo que nuestros ojos contemplarían el resto del camino. La foto de inicio de ruta no se hizo esperar. Caras sonrientes 1, 2, 3. ¡¡fotoooo!!.
Una bota despegada pudo ser el preludio de una mala jornada de senderismo pero tras una improvisada reparación la ruta se realizo perfectamente y fue...
El sendero estaba muy bien señalizado y más de uno solo se podía perder despistado por el encanto y la belleza que los paisajes les estaban mostrando.

El río nos tenía hipnotizados, cuanta belleza. La fuerza del agua siempre conquista los corazones de todo senderistas.
El encanto del lugar tenía a todos enamorados del paisaje. Fotos y más fotos del lugar, todos se divertían y querían recorrer más terreno.


Llegamos al mirador y contemplamos la belleza de todo lo que nos rodeaba, que bonito estaba todo. La poca lluvia que parecía querer caer pero ni nos mojaba adornaba el colorido terreno.
Llegamos a Canatalojas y la naturaleza nos seguía mostrando su belleza. Parada para descansar cada vez faltaba menos y todos estábamos disfrutando de aquel sábado de ruta.

Las sendas por las que caminamos nos mostraban a cada momento la belleza del otoño a cada paso. Todos querían una foto de recuerdo.

Llegamos a nuestro destino final con la alegría de a ver realizado una preciosa ruta otoñal y todos nos llevamos en nuestro recuerdos aquellos hermosos paisajes de colorido otoñal.
Celebración de fin de ruta, donde la gente se veía feliz y ya podíamos decir: