Nos levantamos no muy temprano y desayunamos todos juntos como una buena fámila bien avenida. La jornada iba a ser muy larga y teníamos unos cuantos kilómetros por delante que recorrer.
Llegamos a las Médulas y lo primero que hicimos fue visitar el centro de visitantes. En aquel edificio un guia nos explico todo lo que debíamos saber sobre las minas de las Médulas, los romanos, los pueblos prerromanos... Una visita muy interesante para todos, aprendimos mucho y salimos del lugar con una visión diferente de lo que íbamos a visitar.
Muchos fueron los que tenían que comprarse un bocata, nos toco esperar un rato hasta que se los hicieran y estuvimos realizando una pequeña visita por el pueblo que era una preciosidad.
Aquellos primeros metros nos mostraron un aperitivo de la belleza veríamos después. Los bosques de castaños nos maravillaron. La antigüedad de aquel lugar era tal que uno no se podía ni imaginar la desde cuando podrían estar allí aquellos bellos árboles.
Ascendimos por una preciosa senda de aquellos impresionantes árboles, cruzamos una fuente que más adelante visitaríamos. El clímax de aquella senda fue cuando llegamos a la Cueva Encantada, un lugar mágico, de impresionantes dimensiones. Solo los más valiente osaron a ascender hasta lo más alto de esta. Desde su cavidad nos saludaron. La Cuevona fue otro lugar que visitamos y en el que más de uno realizamos fotos. No, no se podía pasar.
Las vistas de las Médulas eran impresionantes y no pudimos resistirnos a fotografiar aquellos paisajes ya fuera en compañía como en solitario.
Parada para relajarnos comer un poco. La tarde aun sería larga y necesitábamos reponer fuerzas.
Antes de visitar la cueva y el mirador decidimos hacernos unas fotos de grupo en uno de los monumentos que había en el lugar.


Mirador de Orellán, fue el siguiente lugar que el grupo visitó. Las vistas desde aquel punto eran impresionantes.

Visitamos la cueva, fue toda una aventura para los miembros de Abantos. Nos reímos, nos golpeamos las cabezas con el techo... La visita nos agrado muchísimo y como no la foto del grupo de exploración no falto.
Seguimos el sendero que nos llevo a observar preciosas vistas de todo el entorno. El calor nos estaba dando un poco la lata pero fuimos llevándolo como pudimos.
Nuestra caminata finalizo, la ruta había sido un autentica belleza. La compañía una vez más fue lo mejor y los paisajes impresionantes.
Nuestra fiesta fin de ruta fue lo mejor. Risas, brindis, cánticos. Lo que es un final de ruta en Abantos. Pero nuestras aventuras no acabaron aquí, nuestra ruta fue aun más lejos pero eso lo cuento mejor en otro articulo...
Ahora si podíamos decir eso de:
¡RUTA CONSEGUIDA!
¡RUTA CONSEGUIDA!
¡RUTA CONSEGUIDA!
¡RUTA CONSEGUIDA!
¡RUTA CONSEGUIDA!