Quedamos a las 9 de la mañana en nuestro local preferido para desayunar. Es uno de esos sitios donde te atienden bien, son simpáticos y encima ponen unos desayunos riquisimos.
La ruta empezaba desde el Hospital de las Dehesas en Cercedilla, cogimos los coches y nos fuimos para allí. Aparcamos, nos pusimos el equipo y iniciamos el camino.
Ascendíamos suavemente por aquella senda. El calor, no se apoderaba de nuestros cuerpos, los pinos producían la suficiente sombra y creaban un ambiente de frescura que nos ayudaba gratamente. Subíamos sin aliento pero con frescura.
Llegamos a una preciosa pradera, en la que decidimos tener unos minutos de descanso. El entorno y las vistas nos cautibaron.
El sendero comienza a ganar altura rápidamente, adentrándose por el bosque en un continuo zigzaguear que nos ira sorprendiendo por las vistas que a nuestra espalda nos ofrece el valle de La Fuenfría.
Aquel descanso nos dio alas, para continuar el camino de ascenso. Teníamos aun un largo camino por delante pero el entorno nos tenía tan maravillados que no nos fijábamos en ello.
Paramos, consultamos el mapa y decidimos cual sería el camino a seguir. Peñota, ¿Sí o no?. Decidimos subir solo al Pico del Águila.
El ascenso fue muy bonito y divertido. Paramos varias veces para tomar aire y disfrutar de los paisajes
El ascenso fue muy bonito y divertido. Paramos varias veces para tomar aire y disfrutar de los paisajes
Llegamos a la cima, al Pico del Águila y montamos el campamento para comer. Las vistas eran preciosas, miráramos donde miráramos.
Los buitres animaron un poquito más el ambiente.¡Mira, hay se a posado otro!
Iniciamos el camino de descenso. El sol calentaba con fuerza pero ahora ante nosotros teníamos una impresionante bajada y las vistas seguían siendo una preciosidad.
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